miércoles, 24 de agosto de 2016

Canción de cuna para un cadáver (1964)


Dos años después de “¿Qué fue de Baby Jane?”, Robert Aldrich repitió la fórmula empleada en su obra maestra dirigiendo un thriller psicológico adaptado de la novela corta sin publicar de Henry Farrell titulada “What Ever Happened to Cousin Charlotte?" (Farrell también fue autor de la novela en la que se basó la película anteriormente citada). 

Como protagonistas, Aldrich quiso volver a reunir a Bette Davis y Joan Crawford pero esta última se negó alegando una enfermedad y el papel fue ofrecido a Katharine Hepburn, Vivien Leigh o Barbara Stanwyck que declinaron (las malas lenguas decían que por el fuerte carácter de Bette Davis). Finalmente el papel recayó en Olivia de Havilland.
 
Bette Davis interpreta a Charlotte Hollis, una rica propietaria sureña que lucha por evitar que derriben la mansión en la que vive recluida tras el asesinato de su amante. La llegada de su prima Miriam (Olivia de Havilland) reabrirá viejas heridas y perturbará la trastornada mente de Charlotte. 

Con un inicio realmente inquietante, un argumento muy sólido, bien desarrollado y con algunos giros inesperados, “Canción de cuna para un cadáver” es una verdadera delicia. También es destacable la preciosa fotografía en blanco y negro y la música que terminan de redondear la película haciendo que roce la perfección. 
El principal lastre al que se enfrenta es la comparación con su predecesora. En ambas se mezclan oscuros secretos del pasado, violencia y locura que dan la falsa impresión de similitud entre ellas aunque las tramas sean distintas. Los roles de Davis y Havilland también pueden asemejarse un poco a los de sus dos predecesoras en “¿Qué fue de Baby Jane?” pero sus personajes evolucionan a lo largo del film de una forma distinta. Además creo que “¿Qué fue de Baby Jane?” utiliza más la violencia física y verbal mientras que la que nos ocupa juega con un terror más psicológico. Mi opinión es que son dos películas igual de fantásticas y valoro la dificultad para Aldrich y su equipo de repetir la fórmula empleada dos años antes y conseguir un resultado tan satisfactorio. 
En cuanto a las interpretaciones, una desquiciada Bette Davis lleva la voz cantante haciendo una interpretación espectacular y con matices algo entrañables. Olivia de Havilland resulta muy convincente en un papel más sobrio que su compañera. Y también destaco a los secundarios especialmente a Agnes Moorehead, que aporta cierto humor negro, Joseph Cotten y Mary Astor, con un pequeño papel que resultó ser el último de su carrera. 
Mi conclusión es que “Canción de cuna para un cadáver” es totalmente recomendable e imprescindible para cualquiera al que le guste el cine. Y ya de paso recomiendo también “¿Qué fue de Baby Jane?” que para mi es igualmente formidable.


Mi valoración

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