Una vuelta…a
los ovnis
“La Tierra contra los platillos volantes” es una película de ciencia ficción dirigida por Fred S. Sears. Es una adaptación
bastante libre de la novela de H. G.
Wells, “La guerra de los mundos” de 1898.
El
Dr. Rusell Marvin (Hugh Marlowe) y
su esposa Carol (Joan Taylor) viajan
en un coche rumbo a las instalaciones que tiene el ejército de los EEUU destinadas
para el proyecto Skyhook en el que
trabajan. El proyecto consiste en el lanzamiento de 12 satélites o “pájaros”
que orbitarán alrededor de la Tierra aportando datos sobre la trayectoria de
los meteoritos o la radiación solar. De repente, un platillo pasa por encima
del coche. A las instalaciones llega poco después el padre de Carol, el general
Hanley (Morris Ankrum), diciendo que
se han estrellado varios de los cohetes lanzados a los cuáles se les había
perdido el rastro. Rusell decide lanzar el último cohete pero esta vez estará
equipado con medios de grabación de sonido e imagen para averiguar que está
sucediendo. Antes de lanzarlo, la base militar es atacada por un ovni, el
general es abducido siendo Rusell y Carol los únicos supervivientes del ataque.
Ellos tendrán que evitar que los alienígenas sometan a la humanidad.
Clásico
donde los haya de la serie B de ciencia ficción tan propia de los años 50 e inspiración
de muchas otras películas sobre invasiones alienígenas como “Mars Attacks! (1996)” de Tim Burton. Este género empezó a
proliferar en plena guerra fría. El miedo norteamericano al ascenso comunista es sustituido en pantalla por el peligro extraterrestre cuya finalidad era la
misma, suprimir la libertad y someter a los hombres, en particular a los
norteamericanos, a una dictadura que los convierta en máquinas.
Desde
mi punto de vista, uno de los principales aciertos son las secuencias iniciales
de la película y durante la misma, narradas como si de un noticiario se
tratara, le aportar a mí entender cierto carácter
documental y verosimilitud. Tengo que apuntar que en los 50 tuvieron lugar
una gran cantidad de avistamientos de ovnis que supusieron un tema muy de
actualidad en los EEUU –hace unos meses la
CIA reconoció que muchos de los avistamientos eran en realidad aviones espía-.
Los
efectos especiales, realizados por Ray
Harryhausen, están bastante logrados –para el momento en el que se realizó
el largometraje, claro, y para el escaso presupuesto con el que contaban,
motivo por el cual, posiblemente, realizaron la película en blanco y negro y no
en color-. Aun así me hace gracia cuando destruyen algunos edificios
emblemáticos de Washington, como el
Monumento a Washington, el Capitolio o el edificio de la Corte Suprema. Los
edificios son derribados como si fueran de plastilina –se nota demasiado que es
una maqueta-. La especie de “rayo de la
muerte” también tiene un efecto muy curioso al impactar sobre alguien o
algo: aparece una sombra blanca y poco a poco se desvanece el objetivo.
Totalmente
recomendable si te interesa el género de ciencia ficción. Tiene un ritmo
rápido, no resulta nada larga –apenas 80 minutos- y es muy entretenida.
No hay comentarios :
Publicar un comentario