miércoles, 16 de diciembre de 2015

El último (1924)

Una vuelta…a un drama cotidiano

El último cartel
“El último” es un drama dirigido por el alemán F. W. Murnau. Fue la decimoquinta película que dirigió y la produjo el estudio Universum Film AG –la compañía alemana más importante hasta el término la Segunda Guerra Mundial-.

El film nos cuenta la historia de un portero de hotel -interpretado por Emil Jannings-. Se encuentra orgulloso de su labor, es admirado por sus vecinos y está feliz por la futura boda de su hija. Pero cuando vuelve al trabajo descubre que ha sido reemplazado por alguien más joven y fuerte debido a que ya es demasiado viejo para cargar las maletas. Le arrebatan el traje y le degradan a mozo de lavabo. Tras esto decide robar el traje para fingir durante la boda de su hija que todo sigue igual pero pronto se descubre el engaño. Su familia se siente muy decepcionada mientras que los vecinos empiezan a reírse y burlarse de él. 
El último hotel
“El último” es un drama cotidiano perteneciente al movimiento cinematográfico Kammerspiel. Esta tendencia se dio a la par que el expresionismo y se originó bajo la influencia de Max Reinhardt. Las películas que siguen esta tendencia hacen una representación cercana de la vida cotidiana de la clase media.
El último traje

Una de las cosas que más destaco de la película es la música de Giuseppe Becce, Florian C. Reithner, Karl-Ernst Sasse y Werner Schmidt-Boelcke. Encuentro un avance con respecto a la música utilizada por Murnau en “Nosferatu” dos años antes. Es más variada que la utilizada en esta y se adecua mejor a cada situación.
El último sueño
Durante la película encontramos muchos recursos y técnicas interesantes: los fundidos a negro, la superposición de imágenes –podemos verla en la escena en la que el portero se queda dormido, además durante el sueño podemos ver a unos personajes que guardan cierto parecido con el vampiro filmado años antes por Murnau-, algunas distorsiones ópticas, el efecto de que le cae un tejado – como una metáfora a la situación que se le viene encima al perder su puesto-, escenografías muy oscuras y amplios planos exteriores –me encanta la escena en la que se van iluminando poco a poco unos edificios al amanecer. 

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Técnicamente también destaco el movimiento de la cámara. El director de fotografía, Karl Freud, decidió dotar a la cámara de un mayor movimiento para acercar las escenas a los espectadores.  Esta técnica se llamaría posteriormente movimiento del entfesslte kamera (cámara sin cadenas).

Murnau logra transmitir mucha emoción y sentimiento. Muestra la humillación y la desesperación del portero al perder su traje que a fin de cuentas era todo lo que es ante sus vecinos y familia –la escena en la que llama a la puerta de su hija temblando me parece que lo refleja a la perfección. Logra reflejar en todo momento los pensamientos y sentimientos del protagonista solo mediante el movimiento y la expresión facial, sin apoyarse en texto. Murnau opinaba esto del uso de rótulos:

“El filme ideal no necesita rótulos. Un camino para eliminar los rótulos es presentar en paralelo dos acciones antagónicas. Por ejemplo, contrastando la riqueza de un personaje con otro miserable.”
El último traje

Pero no todo es triste, la película cuenta también con pequeños puntos humorísticos durante la boda y cuando invita al vigilante nocturno a comer.

Pocos peros puedo sacar a la película. Quizá el final, extremadamente optimista e irreal. Aunque no echemos la culpa a Murnau, él y su guionista (Carl Mayer) querían un final trágico pero la productora le pidió que lo cambiaran por un final más feliz –ya lo advierten en el siguiente rótulo: 

“Aquí nuestra historia debería terminar, en la vida actual el viejo abandonado tendría poco que esperar más que a la muerte”
“El autor se apiadó de él, no obstante, y le proporcionó un epilogo bastante improbable”



Por último decir que es una obra maestra. Murnau trata la historia con simpleza, sin grandes artificios, mostrando las desventuras del protagonista de forma que sientas compasión por un personaje bastante entrañable. Muy recomendable para cualquiera que le guste el cine e imprescindible para los admiradores del cine de Murnau.

Mi valoración (4,5 sobre 5)

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